3.9.08
Ernesto Cardenal: el compromiso de las palabras
Apenas está teniendo repercusión en los medios españoles el posible encarcelamiento del poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal. A Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, no le están saliendo las cosas como pensaba y las voces críticas se están haciendo cada vez más presentes de lo que le gustaría. Y frente a las palabras incómodas, nada mejor que tratar de asustar a quienes las pronuncian en alto, algunas de ellas cargadas del simbolismo de Cardenal o de Carlos Mejía Godoy, autor del himno del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y de buena parte de las canciones vinculadas a la revolución que ha pedido que se dejen de utilizar sus composiciones musicales en los eventos del presidente que ha calificado como la “tragicomedia más vergonzosa de los últimos años”.
La animadversión de Ortega hacia Cardenal se ha visto acrecentada tras el acto de toma de posesión del presidente de Paraguay, el ex -obispo Fernando Lago. Diversos movimientos feministas, con
Ernesto Cardenal siempre ha sido un hombre comprometido con su pueblo. Forma ya parte de la historia esa imagen en la que Juan Pablo II en su primer viaje al país centroamericano amonestaba en un feo gesto al sacerdote por su implicación con el gobierno sandinista y por ocupar el Ministerio de Cultura, uno de los emblemas de la revolución nicaragüense. Mucho más complicado lo tuvo su hermano Fernando, jesuita y Ministro de Educación, a quien se le impidió compaginar la vida religiosa con la política. Sus palabras hoy suenan con la misma fuerza que a principios de la década de los ochenta: "Es posible que me equivoque siendo jesuita y ministro, pero déjenme equivocarme en favor de los pobres, porque
Ernesto Cardenal hoy tampoco se calla y está dispuesto en ir a la cárcel. Aunque los otros artesanos de las palabras le están acompañando muy de cerca.
Eduardo Galeano: "Toda mi solidaridad para Ernesto Cardenal, gran poeta, espléndida persona, hermano mío del alma, contra esta infame condena de un juez infame al servicio de un infame gobierno".
Antonio Skármeta: "Aquí en Chile le decimos que no se atreva a tocar a Cardenal ni con el pétalo de una rosa".
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