30.9.11

 

Seis años del recurso de inconstitucionalidad del PP a los derechos de gays y lesbianas


Aquel 30 de junio de 2005 pasará a la historia. Aquel día, por extraño que parezca, los españoles y las españolas nos convertíamos en pioneros. Avanzábamos en derechos. Dábamos un paso de gigante en la construcción de una sociedad más justa, menos angulosa. Dejábamos, por fin, en el cajón de la historia las cárceles, la represión, las condenas y podíamos celebrar que éramos mucho más libres para amar a la persona de la que nuestro corazón se había encaprichado. 

Aquel día, aún lejana la sombra de la crisis que lo agotaría hasta casi la extenuación política, un Presidente del Gobierno, Jose Luis Rodríguez Zapatero, pronunciaba en el Congreso estas palabras:

“No estamos legislando, Señorías, para gentes remotas y extrañas. Estamos ampliando las oportunidades de felicidad para nuestros vecinos, para nuestros compañeros de trabajo, para nuestros amigos y para nuestros familiares, y a la vez estamos construyendo un país más decente, porque una sociedad decente es aquella que no humilla a sus miembros.

Aquel 30 de junio de 2005 se aprobaba la modificación del Código Civil que permitía el matrimonio entre personas del mismo sexo.  

Pero sólo tres meses después, el 30 de septiembre, el Partido Popular, azuzado por la jerarquía de la iglesia católica junto con el sector más conservador de esta formación política presentaba un recurso ante el Tribunal Constitucional para eliminar los derechos a las parejas del mismo sexo.

Han pasado 6 años. El recurso de inconstitucionalidad aún hoy permanece en el Constitucional. Y no sólo eso, este mismo verano, Rajoy aseguraba lo mismo que ha mantenido a lo largo de todos estos años: “Escucharé muy atentamente los argumentos del Tribunal Constitucional y a la gente, pero no me gusta lo del matrimonio, y creo que no es constitucional. Mi discrepancia está en el asunto del nombre del matrimonio”.

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Tu comentarios:
Pioneros...y pioneras ¿no?
Llamar matrimonio a la unión de dos personas(o personos) del mismo sexo es absurdo e incorrecto. Y dotar de los mismos derechos que a un matrimonio de verdad (sí, de verdad) es un agravio comparativo y una injusticia. Inventaros un nuevo nombre, "gaymonio" por ejemplo. Matrimonio, amigo o amiga o amigue, es la unión de un hombre y una mujer, y no lo que a mi me de la gana o lo que a un idiota como ZP se le ocurra repentinamente por iluminación espontanea...o divina. Ya está bien de tantas (y tantos) giliprogreses, perdón, gilipolleces.
 
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