11.9.11
El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia
“A tu padre no le apena haber
peleado la guerra: sólo le apena no haberla ganado, dijo mi madre. A tu padre
le hubiera gustado que las balas que mataron a nuestros compañeros hubieran
recorrido un largo trayecto y no tan solo unos pocos metros, y que ese trayecto
se hubiese podido contar en miles de kilómetros y en años de recorridos para
que todos hubiéramos tenido tiempo de hacer lo que teníamos que hacer, y a tu
padre le hubiera gustado que sus compañeros hubieran aprovechado ese tiempo
para vivir y escribir y viajar y tener hijos que no les comprendieran, y que solo
después hubieran muerto. A tu padre no le hubiera importado que sus compañeros
hubieran vivido para traicionar a la revolución y a todos sus ideales, que es
lo que todos hacemos al vivir porque vivir es prácticamente tener un proyecto y
esforzarse para que nunca suceda, pero sus compañeros, nuestros compañeros, no
tuvieron tiempo. A tu padre le hubiera gustado que las balas que los mataron
les hubieran dado tiempo de vivir y de dejar hijos que quisieran entender y
fueran detrás de ellos tratando de comprender quiénes habían sido sus padres y
qué habían hecho y por qué todavía seguían vivos. A tu padre le hubiera gustado
que nuestros compañeros murieran así y no torturados, violados, destrozados,
arrojados desde aviones, hundiéndose en el mar, baleados en la nuca, en la
espalda, en la cabeza, con los ojos abiertos viendo el futuro. A tu padre le
hubiera gustado no ser de los pocos que sobrevivieron porque un sobreviviente es la persona más
sola del mundo. A tu padre no le hubiera molestado morir si a cambio había una
posibilidad de que alguien lo recordara y que después decidiera contar su
historia y la de las personas que fueron sus compañeros y marcharon con él al
puto final de la historia”.
Patricio Pron: El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia
Etiquetas: Libros, Memoria(s)