9.6.10
Extrañar
"He de confesar que «extrañar» me parece una palabra insuperable. No sólo por cómo suena, con su equis y su eñe marcando el ritmo y dando una idea del carácter de quien la pronuncia, sino por la amplitud de su significado. Extrañar es, al mismo tiempo, sentir la ausencia de alguien o de algo que ha desaparecido de tu vida, pero también la extrañeza, el extrañamiento, la condición de extraño ser en que te ha convertido esa pérdida vital. Nadie puede ser el mismo cuando extraña a alguien; o, si me permiten esta tautología un poco rara, el que extraña se vuelve un extraño incluso para sí mismo. Los que mejor conocen esta condenada dualidad extrañar/extraño son aquellos a quienes se les acaba de morir un familiar cercano (no quiero ni imaginar lo que debe ser extrañar a un hijo en este sentido; que me perdonen los que sí), los que vivimos en el extranjero (extranjero es, al fin y al cabo, otra forma de decir extraño) y los que han pasado por la desilusión amorosa, una sensación que fácilmente se podría resumir en la frase: «Qué extraño me siento. Me faltas tú». O sea, algo que a partir de la adolescencia hemos sentido prácticamente todos".
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