7.4.09
Cambio de Gobierno: los experimentos en Educación mejor con gaseosa
Zapatero adelantó su regreso de Turquía a España para hacer frente a la filtración de algunos de los nombres que estarían en la nueva composición del Gobierno. Pero el Presidente se guardaba algunas sorpresas que no estaban en las quinielas de nadie. Ni tan siquiera el mejor de los videntes habría sido capaz de predecir la presencia de González Sinde al frente de un Ministerio. Cuando se conformó el actual gobierno (hace exactamente un año) dos mujeres ocuparon más páginas que ninguno de los otros nombramientos: Carme Chacón por ser la primera mujer que se ocupaba de la cartera de Defensa y Bibiana Aído que venía desde la andaluza Agencia del Flamenco a encargarse de Igualdad, un pequeño Ministerio de nueva creación con escasas competencias reales (salvo las políticas en materia de mujer y juventud). Hoy es la nueva titular de Cultura la que está generando un mayor número de comentarios (poco buenos) en la red.
Con esta importante remodelación, Zapatero deshace uno de los peores experimentos que pudo hacer en el comienzo de su segunda legislatura: fragmentar las responsabilidades educativas en dos ministerios distintos. Otorgando, además, las competencias en materia de universidades en los peor momentos posibles, metidos en plena reestructuración de las titulaciones para (supuestamente) acercarnos más a Europa pasando por Bolonia, a Cristina Garmendia, que jamás había desempeñado responsabilidades políticas y que se ha pasado todo este año prácticamente ausente. Sin dudas, la incorporación de Ángel Gabilondo al frente del Ministerio de Educación es la mejor de las noticias. Le avala su trabajo, su trayectoria, su credibilidad y, sobretodo, un perfil dialogante y conciliador.
Obviamente, por poco que le guste a muchos, el Presidente no podía fusionar Igualdad con alguno de los otros Ministerios. Demasiada madera seca para la oposición. En este sentido, esta mañana, Zapatero defendía su continuidad ya que se trata de una seña de identidad de un proyecto político. Qué bonito.
Con esta importante remodelación, Zapatero deshace uno de los peores experimentos que pudo hacer en el comienzo de su segunda legislatura: fragmentar las responsabilidades educativas en dos ministerios distintos. Otorgando, además, las competencias en materia de universidades en los peor momentos posibles, metidos en plena reestructuración de las titulaciones para (supuestamente) acercarnos más a Europa pasando por Bolonia, a Cristina Garmendia, que jamás había desempeñado responsabilidades políticas y que se ha pasado todo este año prácticamente ausente. Sin dudas, la incorporación de Ángel Gabilondo al frente del Ministerio de Educación es la mejor de las noticias. Le avala su trabajo, su trayectoria, su credibilidad y, sobretodo, un perfil dialogante y conciliador.
Obviamente, por poco que le guste a muchos, el Presidente no podía fusionar Igualdad con alguno de los otros Ministerios. Demasiada madera seca para la oposición. En este sentido, esta mañana, Zapatero defendía su continuidad ya que se trata de una seña de identidad de un proyecto político. Qué bonito.
Etiquetas: Política Estatal