12.4.08
Visiones rápidas del nuevo consejo de “ministras”
Zapatero apuesta por el feminismo. Demostrando que sí que se cree esto de la igualdad y el papel que las mujeres pueden desempeñar en la sociedad y, sobre todo, en los puestos de decisión. Chacón entra en la historia al ser la primera mujer que ocupe la cartera del Ministerio de Defensa. Y será, también, la primera ministra embarazada durante el ejercicio de su cargo. Dice de ella que hasta “puede hacerlo mejor que un hombre”. Pone al frente de Igualdad a Bibiana Aído, una joven desconocida andaluza que viene de dirigir la Agencia del Flamenco. Habrá 9 mujeres y 8 hombres en el Consejo de Gobierno.
Zapatero maltrata (una vez más) a sus amigos. Como dice Escudier: "Poner a prueba a los amigos, dejarlos caer por el precipicio y recogerlos en el último suspiro a un centímetro del suelo –el que tiene fe en mi se salvará- se ha convertido en el deporte favorito de Zapatero." Caldera desaparece para liderar un proyecto ideológico de características similares a la FAES de Aznar. Pero, como era previsible, premia a los que utilizó en otras disputas: Miguel Sebastián se sacrificó en Madrid y ve recompensada su paciencia y su prudencia con un ministerio hecho (casi) a su medida, ya que no podía acceder a Economía que ya tenía dueño desde hacía meses.
Zapatero consigue hacer ministerios con competencias que difícilmente pueden ser compatibles: Educación es demasiado peso para unirlo con Asuntos Sociales, Medio Ambiente no debe estar al lado de Agricultura. ¿Qué sentido tiene esta última unión y eliminar a Narbona en el momento el que más se está hablando del reto del cambio climático? Otros Ministerios, pese a lo “electoralista” apenas tienen competencias tal es el caso de Igualdad o Vivienda.
Zapatero mantiene el peso andaluz – catalán en un gobierno hecho a su medida, un consejo de ministros que se adhiere a él y a su “talante” como un guante.
Zapatero conserva el núcleo duro del gobierno al mantener (e incluso ampliar) las competencias de las dos vicepresidencias, de Exteriores, de Justicia y de Interior (que se ha hecho de rogar hasta el último minuto).
Zapatero apuesta por subirse al carro de la Innovación y pone al frente de este ministerio a otra mujer que puede liderar con solvencia esta nueva cartera: Cristina Garmendia. Lo malo es que le añade Universidades, que tendría que haberse quedado en las manos de Mercedes Cabrera.
Zapatero trata de eliminar el temor al complejo fenómeno de la inmigración y le da este ministerio que se suma al de Trabajo a Celestino Corbacho (alcalde de Hospitalet pero nacido en Badajoz) que en sus primeras declaraciones está mostrando claramente cuál es su discurso (y esto para muchos es muy importante): No criminalizar a los inmigrantes, reconocer la importancia social y económica que tienen para el conjunto del Estado e igualdad de derechos.
Zapatero maltrata (una vez más) a sus amigos. Como dice Escudier: "Poner a prueba a los amigos, dejarlos caer por el precipicio y recogerlos en el último suspiro a un centímetro del suelo –el que tiene fe en mi se salvará- se ha convertido en el deporte favorito de Zapatero." Caldera desaparece para liderar un proyecto ideológico de características similares a la FAES de Aznar. Pero, como era previsible, premia a los que utilizó en otras disputas: Miguel Sebastián se sacrificó en Madrid y ve recompensada su paciencia y su prudencia con un ministerio hecho (casi) a su medida, ya que no podía acceder a Economía que ya tenía dueño desde hacía meses.
Zapatero consigue hacer ministerios con competencias que difícilmente pueden ser compatibles: Educación es demasiado peso para unirlo con Asuntos Sociales, Medio Ambiente no debe estar al lado de Agricultura. ¿Qué sentido tiene esta última unión y eliminar a Narbona en el momento el que más se está hablando del reto del cambio climático? Otros Ministerios, pese a lo “electoralista” apenas tienen competencias tal es el caso de Igualdad o Vivienda.
Zapatero mantiene el peso andaluz – catalán en un gobierno hecho a su medida, un consejo de ministros que se adhiere a él y a su “talante” como un guante.
Zapatero conserva el núcleo duro del gobierno al mantener (e incluso ampliar) las competencias de las dos vicepresidencias, de Exteriores, de Justicia y de Interior (que se ha hecho de rogar hasta el último minuto).
Zapatero apuesta por subirse al carro de la Innovación y pone al frente de este ministerio a otra mujer que puede liderar con solvencia esta nueva cartera: Cristina Garmendia. Lo malo es que le añade Universidades, que tendría que haberse quedado en las manos de Mercedes Cabrera.
Zapatero trata de eliminar el temor al complejo fenómeno de la inmigración y le da este ministerio que se suma al de Trabajo a Celestino Corbacho (alcalde de Hospitalet pero nacido en Badajoz) que en sus primeras declaraciones está mostrando claramente cuál es su discurso (y esto para muchos es muy importante): No criminalizar a los inmigrantes, reconocer la importancia social y económica que tienen para el conjunto del Estado e igualdad de derechos.
Etiquetas: Política Estatal