31.7.08
Pensando en Lisboa
"Una vez me dijiste que Lisboa no era nada sin mí.
Hoy la ciudad amaneció especialmente hermosa. Sabe que me voy porque las últimas tardes las he recorrido siempre con los ojos ya cubiertos de adioses, y porque mi pulso delató mi querencia cuando al doblar las esquinas la descubría más bella aún de lo que la recordaba.
(…)
Me iré de aquí por el agua. Llegué en tren, pero no quiero marcharme de Lisboa en el Lusitania, sólo la idea de pensarlo me entristece. No me gusta ese rito que hice ya tantas veces, de ir a la estación de Santa Apolonia, y dejar la ciudad como un furtivo a las diez de la noche. Qué tristeza de estaciones nocturnas, llenas de pasos acelerados y silenciosos, de maletas dormidas y de ojos insomnes. Quiero salir de aquí de día, montada en un barco que galope las olas, y atraviese las aguas dejando tras de sí una estela blanca e infinita."
Hoy la ciudad amaneció especialmente hermosa. Sabe que me voy porque las últimas tardes las he recorrido siempre con los ojos ya cubiertos de adioses, y porque mi pulso delató mi querencia cuando al doblar las esquinas la descubría más bella aún de lo que la recordaba.
(…)
Me iré de aquí por el agua. Llegué en tren, pero no quiero marcharme de Lisboa en el Lusitania, sólo la idea de pensarlo me entristece. No me gusta ese rito que hice ya tantas veces, de ir a la estación de Santa Apolonia, y dejar la ciudad como un furtivo a las diez de la noche. Qué tristeza de estaciones nocturnas, llenas de pasos acelerados y silenciosos, de maletas dormidas y de ojos insomnes. Quiero salir de aquí de día, montada en un barco que galope las olas, y atraviese las aguas dejando tras de sí una estela blanca e infinita."
Malén Álvarez: El Ancho Olvido
Etiquetas: Libros