27.12.07
¿Qué dirá la COPE de esto?
No suelo hacerme eco de las estupideces que algunos miembros (no todos) de la jerarquía de la iglesia católica española sueltan por sus bocazas cada cierto tiempo (con más frecuencia de la que a algunos nos gustaría) pero en este caso no su opinión sobre la homosexualidad si no la justificación del abuso sexual de menores me resulta absolutamente escandalosa.
Extracto de las declaraciones de Bernardo Álvarez, Obispo de Tenerife en La Opinión de Tenerife:
¿Qué opina de la homosexualidad?
Yo creo que lo primero que hay que hacer es distinguir a las personas del fenómeno. Las personas son siempre dignas del mayor respeto. Si una persona, por una razón fisiológica elige esta forma de vida me merece mi máximo respeto. Otra cuestión es que la homosexualidad sea o no una virtud. Hay que tener mucho cuidado hoy en día porque no se puede decir que la homosexualidad se sufre o se padece. No es políticamente correcto decir que es una enfermedad, una carencia, una deformación de la naturaleza propia del ser humano. Eso que decía cualquier diccionario de Psiquiatría diez años atrás, hoy no se puede decir. Está clarísimo que, en este sentido, mi pensamiento es el de la Iglesia: respeto máximo a la personas. Pero, lógicamente, creo que el fenómeno de la homosexualidad es algo que perjudica a las personas y a la sociedad. A la larga pagaremos las consecuencias como las han pagado otras civilizaciones. Yo no digo que se reprima, pero entre no reprimirlo y promoverlo hay un margen. Creo que hay que promover la educación. Los valores de la feminidad y la masculinidad debemos inculcarlos en los niños. Puede que nos digan que estos valores son retrógrados, pero nosotros pensamos que estos valores respetan la libertad pero al mismo tiempo orientan a las personas.
¿Hay que orientar la sexualidad?
No se puede dejar a las personas libradas a lo que salga, ¿por qué no hacemos lo mismo con la violencia o con otros impulsos que tiene el ser humano? Además, sólo un 6% de los homosexuales se deben a cuestiones biológicas. No hay que confundir la homosexualidad como necesidad existencial de una persona, con la que es practicada como vicio. La persona practica como puede practicar el abuso de menores. Lo hace porque le atrae la novedad, una forma de sexualidad distinta.
La diferencia entre una relación homosexual y un abuso está clara.
Por supuesto. Pero, ¿por qué el abusador de menores es enfermo?
Para empezar, un abuso es una relación no consentida.
Puede haber menores que sí lo consientan y, de hecho, los hay. Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan. Esto de la sexualidad es algo más complejo de lo que parece.
Extracto de las declaraciones de Bernardo Álvarez, Obispo de Tenerife en La Opinión de Tenerife:
¿Qué opina de la homosexualidad?
Yo creo que lo primero que hay que hacer es distinguir a las personas del fenómeno. Las personas son siempre dignas del mayor respeto. Si una persona, por una razón fisiológica elige esta forma de vida me merece mi máximo respeto. Otra cuestión es que la homosexualidad sea o no una virtud. Hay que tener mucho cuidado hoy en día porque no se puede decir que la homosexualidad se sufre o se padece. No es políticamente correcto decir que es una enfermedad, una carencia, una deformación de la naturaleza propia del ser humano. Eso que decía cualquier diccionario de Psiquiatría diez años atrás, hoy no se puede decir. Está clarísimo que, en este sentido, mi pensamiento es el de la Iglesia: respeto máximo a la personas. Pero, lógicamente, creo que el fenómeno de la homosexualidad es algo que perjudica a las personas y a la sociedad. A la larga pagaremos las consecuencias como las han pagado otras civilizaciones. Yo no digo que se reprima, pero entre no reprimirlo y promoverlo hay un margen. Creo que hay que promover la educación. Los valores de la feminidad y la masculinidad debemos inculcarlos en los niños. Puede que nos digan que estos valores son retrógrados, pero nosotros pensamos que estos valores respetan la libertad pero al mismo tiempo orientan a las personas.
¿Hay que orientar la sexualidad?
No se puede dejar a las personas libradas a lo que salga, ¿por qué no hacemos lo mismo con la violencia o con otros impulsos que tiene el ser humano? Además, sólo un 6% de los homosexuales se deben a cuestiones biológicas. No hay que confundir la homosexualidad como necesidad existencial de una persona, con la que es practicada como vicio. La persona practica como puede practicar el abuso de menores. Lo hace porque le atrae la novedad, una forma de sexualidad distinta.
La diferencia entre una relación homosexual y un abuso está clara.
Por supuesto. Pero, ¿por qué el abusador de menores es enfermo?
Para empezar, un abuso es una relación no consentida.
Puede haber menores que sí lo consientan y, de hecho, los hay. Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan. Esto de la sexualidad es algo más complejo de lo que parece.
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