17.2.08
La tensión del empate técnico
Los chicos de Público han hecho un buen trabajo con su amplísimo reportaje sobre la campaña que nos permite conocer cuál es la situación electoral en cada una de las provincias españolas cuando faltan sólo tres semanas para el 9 de marzo. La macroencuesta realizada por este periódico sitúa al PP a tan solo 1,5 puntos del PSOE. Según los chicos de El País la distancia es de 3 escasos puntitos. El mismo empate técnico que pronosticaba el CIS esta misma semana. Las encuestas se hacen para equivocarse. Cierto. Pero de cumplirse las previsiones de los rotativos de izquierda (y con el enésimo batacazo electoral de IU y la disminución de las fuerzas nacionalistas) se generaría el peor de los escenarios posible.
Sí Zapatero quería tensión según le dijo a un condescendiente Gabilondo (una lastima, ya que con Rajoy estuvo impresionante) en esa charlita de colegas a la que nos sometieron el lunes pasado, la está teniendo. Y no poca. Los votantes de izquierdas no consiguen sentirse atraídos por las promesas de super mercado del PSOE. Los actos ambiguos de ZP despistan a no pocos votantes: hoy critico a la Conferencia Episcopal pero mañana me tomo el dichoso caldito con el nuncio y todos tan felices. Así no. Rajoy sigue marcando (pese a algunos importantes errores de cálculo) los temas de la agenda y ZP no tiene más remedio que acomodar el paso con el consiguiente riesgo de tropezar cuando menos te lo esperes.
Finalmente tendremos debate. Menos mal (muy bueno, por cierto, el reportaje que la sexta acaba de emitir hace un rato sobre los que se llevaron a cabo entre González y Aznar en 1993). Rajoy irá a por todas. No tiene nada que perder y mucho que ganar. Está optimista. Como dice Público: tiene motivos para creer en el cambio. Zapatero se verá obligado esforzarse por ofrecer un discurso más cercano, menos macroeconómico, menos plano y más ligado a las preocupaciones de la ciudadanía.
Sí Zapatero quería tensión según le dijo a un condescendiente Gabilondo (una lastima, ya que con Rajoy estuvo impresionante) en esa charlita de colegas a la que nos sometieron el lunes pasado, la está teniendo. Y no poca. Los votantes de izquierdas no consiguen sentirse atraídos por las promesas de super mercado del PSOE. Los actos ambiguos de ZP despistan a no pocos votantes: hoy critico a la Conferencia Episcopal pero mañana me tomo el dichoso caldito con el nuncio y todos tan felices. Así no. Rajoy sigue marcando (pese a algunos importantes errores de cálculo) los temas de la agenda y ZP no tiene más remedio que acomodar el paso con el consiguiente riesgo de tropezar cuando menos te lo esperes.
Finalmente tendremos debate. Menos mal (muy bueno, por cierto, el reportaje que la sexta acaba de emitir hace un rato sobre los que se llevaron a cabo entre González y Aznar en 1993). Rajoy irá a por todas. No tiene nada que perder y mucho que ganar. Está optimista. Como dice Público: tiene motivos para creer en el cambio. Zapatero se verá obligado esforzarse por ofrecer un discurso más cercano, menos macroeconómico, menos plano y más ligado a las preocupaciones de la ciudadanía.
Etiquetas: Política Estatal