28.8.06

 

Otras voces eclesiales

La genial periodista de oficio que es Maria Antonia Iglesias consigue hacer una excelente entrevista al abad de Monserrat, Josep M. Soler. Es de agradecer que alguien como él, dentro del sistema de la Iglesia católica española, sea capaz de decir cosas con tanta contundencia y claridad.

Pero como le dice la periodista en un momento de la entrevista: Ya voy entendiendo por qué usted no gobierna la Iglesia católica española. Otros parecen tener curiosas visiones de las palabras del abad.

Pienso que es fácil percibir que un sector de la jerarquía católica
tiene nostalgia del nacionalcatolicismo, sobre todo en ciertos círculos de la
Conferencia Episcopal y, sin duda, en muchos de sus documentos y en muchas
homilías. Y lo cierto es que ese nacionalcatolicismo añorado por ese sector de
la jerarquía es algo del pasado. La Iglesia debe aprender a situarse en otro
contexto social, y ese contexto, según la Constitución y desde la separación
entre la Iglesia y el Estado, se define como un verdadero Estado laico que
supone eso: una separación real entre lo que es el Estado y su lógico derecho a
promulgar leyes, y lo que es la Iglesia y la misión de la Iglesia, que no tiene
esa capacidad legislativa. Eso no quiere decir que la Iglesia deje de decir lo
que crea que debe decir en relación con la dimensión trascendente de la persona,
porque eso es enriquecedor para sociedad, pero teniendo siempre presente que en
un Estado aconfesional o laico, la voz de la Iglesia es una voz que no puede
imponer sus criterios a los legisladores.

Desde mi punto de vista, ha fracasado el lenguaje,
el planteamiento demasiado intransigente de ciertos temas que angustian al mundo
moderno, y, sin duda, el no aceptar que, al final, el hombre decide libremente
sobre su vida, diga lo que diga la Iglesia. Hoy, la Iglesia no está presente en
la sociedad y, lo que es peor, cuando está presente, lo está de modo inadecuado,
cuando no ridículo.

Yo creo que es faltar a la verdad decir que la Iglesia está perseguida en España. Se puede decir que es criticada, o ignorada, pero tiene total libertad para decir lo que quiera, para salir a la calle cuantas veces quiera (que ya lo hace). Lo que la jerarquía católica no quiere entender es que España ya no es lo que era. Esto, que a algunos nos resulta fácil de comprender, resulta insoportable para sectores de la Iglesia que no aceptan los cambios democráticos. De ahí vienen los encontronazos y los conflictos con un Gobierno que tiene que gobernar para toda la sociedad, y no sólo para los católicos.




Tu comentarios: Publicar un comentario



<< Vuelve atrás

This page is powered by Blogger. Isn't yours?